La humanidad vive actualmente víctima de las consecuencias de los excesos de la 2ª revolución industrial. Un desarrollo basado principalmente en el uso combustibles fósiles como fuentes de energía. El acceso a esa energía barata que es la razón principal de la prosperidad que hemos disfrutado algunxs durante la segunda mitad del s.XX y las primeras dos décadas del s.XXI.
Durante los años en los que las economías han ido alternando periodos de crecimiento y crisis, nos hemos olvidado de que hemos vivido de un préstamo que ahora tendremos que devolver nosotrxs y las generaciones futuras.
La naturaleza nos ha prestado sus recursos y nosotrxs no solo no los hemos renovado, sino que los hemos utilizado para convertirlos en la polución que nos envenena y en el efecto invernadero que amenaza la existencia de las especies tal y como las conocemos, incluida la nuestra.
El reparto de la riqueza es tan desigual entre la familia humana que 200 personas controlan tantos recursos como 5.000.000.000 de personas y esta desigualdad no para de crecer cada día.
Cada vez más gente tiene conciencia de esta situación y reclama acciones a sus gobiernos para que cambien las políticas y den una solución efectiva. Las cumbres sobre el cambio climático se suceden, pero sin resultados efectivos.